miércoles, 19 de septiembre de 2012

¡Feliz día del aprendiz!


Muchos de ustedes me habrán escuchado decir que soy una “life-long learner”, que, tratando de buscar una traducción lo más apropiada posible sería “una aprendiz de por vida”.
Esta semana festejamos el “día del estudiante” y el “día de la primavera”.

Como suelo hacer,  para este festejo también cambiaré el nombre y diré “día del aprendiz” pues creo que aprendemos no solo estudiando sino todo el tiempo que nuestro cerebro y nuestra alma estén abiertos y dispuestos a hacerlo, por lo tanto este término, para mí, es mucho más amplio.

Algunos de ustedes me conocen porque han estado conmigo como alumnos, otros en mis talleres, otros leyendo mi blog y otros siendo compañeros míos del interminable viaje del aprendizaje.
De un modo o de otro su curiosidad y ansias de saber más, los convierte para mí en “aprendices”, lo cual me alegra y por ello los felicito porque estoy convencida que, solo aprendiendo toda la vida, la persona puede crecer, ser feliz y desarrollar su máximo potencial como ser humano.

En este tiempo está llegando la primavera, cada planta llena de brotes es una muestra del incesante ciclo de la naturaleza, en este momento como un grito de fuerza y crecimiento.

Por todo esto quiero desearles un “Feliz día del aprendiz” y un “Feliz día de la primavera” y espero que cada uno de nuestros encuentros, por el medio que sea, deje alguna semilla en ustedes y les permita tener esa capacidad de crecimiento y renovación eterna del aprendiz y de la primavera!  



Aprendemos haciendo

No hace muchos años comencé a tocar el violonchelo. La mayoría de la gente diría que lo que estoy haciendo es "aprender a tocar" el violonchelo. Pero estas palabras crean en nuestras mentes la extraña idea de que existen dos procesos muy diferentes:

     1. aprender a tocar el violonchelo y
     2. tocar el violonchelo

Dan a entender que voy a hacer la primera hasta que la haya completado, momento en el que voy a dejar el primer proceso y comenzaré el segundo.  En pocas palabras, voy a seguir "aprndiendo a tocar" hasta que haya "aprendido a tocar", y luego voy a empezar a tocar.  Por supuesto, esto no tiene sentido.
No hay dos procesos, sino uno. Aprendemos a hacer algo haciéndolo.  No hay ninguna otra manera. 

We learn by doing


Not many years ago I began to play the cello.  Most people would say that what I am doing is “learning to play” the cello.  But these words carry into our minds the strange idea that there exists two very different processes:

  1. learning to play the cello; and
  2. playing the cello.

They imply that I will do the first until I have completed it, at which point I will stop the first process and begin the second.  In short, I will go on “learning to play” until I have “learnt to play” and then I will begin to play.  Of course, this is nonsense. 
There are not two processes, but one.  We learn to do something by doing it. There is no other way.