miércoles, 29 de junio de 2011

What makes a patient sue his or her doctor?

Believe it or not, the risk of being sued for malpractice has very little to do with how many mistakes a doctor makes.  Analyses of malpractice lawsuits show that there are highly skilled doctors who get sued a lot and doctors who make lots of mistakes and never get sued. 
At the same time, the overwhelming number of people who suffer an injury due to the negligence of a doctor never file a malpractice suit at all. In other words, patients don’t file lawsuits because they’ve been harmed by shoddy medical care.  Something else happens to them.
What is that something else? It’s how they were treated, on a personal level, by their doctor. What comes up again and again in malpractice cases is that patients say they were rushed or ignored or treated poorly.  “People just don’t sue doctors they like,” is how Alice Burkin, a leading medical malpractice lawyer, puts it.  “In all the years I’ve been in this business, I’ve never had a potential client walk in and say, “ I really like this doctor, and I feel terrible about doing it, but I want to sue him.” We’ve had people come in saying they want to sue some specialist, and we’ll say, “We don’t think that doctor was negligent. We think it’s your primary care doctor who was at fault.” And the client will say, “I don’t care what she did. I love her, and I’m not suing her.”
Burkin once had a client who had a breast tumor that wasn’t spotted until it had metastasized, and she wanted to sue her internist for the delayed diagnosis. In fact, it was her radiologist who was potentially at fault.  But the client was adamant.  She wanted to sue the internist.  “In our firt meeting, she told me she hated this doctor because she never took the time to talk to her and never asked her other symptoms,” Burkin said. “She never looked at me as a whole person,” the patient said.
When a patient has a bad medical result, the doctor has to take the time to explain what happened, and to answer the patient’s questions – to treat him like a human being.  The doctors who don’t are the ones who get sued. It isn’t necessary then, to know much about how a surgeon operates in order to know his likelihood of being sued.  What you need to understand is the relationship between the doctor and his patients.
Recently the medical researcher Wendy Levinson recorded hundreds of conversations between a group of physicians and their patients.  Roughly half of the doctors had never been sued. The other half had been sued at least twice, and Levinson found that just on the basis of those conversations, she could find clear differences between the two groups. 
©      The surgeons who had never been sued spent more than three minutes longer with each patient than those who had been sued did.
©      They were more likely to make “orienting comments” such as “First I’ll examine you, and then we will talk about the problem” or “I will leave time for your questions” – which help patients get a sense of what the visit is supposed to accomplish and when they ought to ask questions.
©      They were more likely to engage in active listening, saying such things as “Go on, tell me more about that.”
©      They were far more likely to laugh and be funny.
©      Interestingly, there was no difference in the amount or quantity of information they gave their patiens, they didn’t provide more details about medication or the patient’s condition.
©      The difference was entirely on how they talked to their patients.
©      The surgeons who sounded dominant or authoritative tended to be in the sued group.
©      The surgeons who sounded less dominant, more concerned tended to be in the non-sued group.
Malpractice sounds like one of those infinitely complicated and multidimensional problems.  But in the end it comes down to a matter of respect and the simplest way to show respect is through the tone of voice, the words you use and your attitude.

Next time you meet a doctor, and you sit down in his office and he starts to talk, if you have the sense that he isn’t listening to you, that he’s talking down to you, and that he isn’t treating you with respect, listen to your feeling and pay attention to it. Most probably it’s telling you something very important.
(“Blink” by M. Gladwell)

Patients need to be listened to by their doctors, need to feel they are important for them as persons not as somebody suffering from an illness.  Every day I see the pain in patients when they are treated absolutely impersonally, when they’re afraid to ask questions, when their doctor doesn’t look them in the eye and the visit to the doctor only last 10 minutes.
The words, looks, movements, gestures, attitude of a doctor are determining factors that can end up in healthy or unhealthy answers to the patient’s state.  No patient should leave a doctor’s consulting room without hope, a decisive element to get the best result of any treatment the patient must undergo.
(“El Laboratorio del Alma” by Stella Maris Maruso)


Does this only apply to doctors and patients? Or all of us who are involved in human interaction should bear this in mind?
In this daily interaction what makes US feel well? What makes US feel bad?
How do we like to be treated by others? How do we treat others?
Maybe this is good food for thought!

domingo, 26 de junio de 2011

¿Qué impulsa a un paciente a demandar a su médico por mala praxis? (versión en español)

Crease o no, el riesgo de ser demandado por mala praxis tiene muy poco que ver con cuántos errores cometa un médico. Los análisis de las demandas por negligencia demuestran que hay doctores altamente capacitados que son demandados muchas veces y otros médicos que hacen muchos errores y no son demandados.
Al mismo tiempo, existe un número abrumador de personas que sufren una lesión debido a la negligencia de un médico y que nunca presentan una demanda por negligencia médica contra el mismo.  En otras palabras, los pacientes no presentan demandas debido a que han sido perjudicados por la atención médica de mala calidad. Hay algo más que les pasa.
¿Qué es ese algo más? Es la forma en que fueron tratados, a nivel personal, por su médico. Lo que surge una y otra vez en casos de juicios por mala praxis es que los pacientes dicen que fueron tratados con apuro o ignorados o tratados mal.   "La gente simplemente no demanda a los médicos que le gustan," dice Alice Burkin, una destacada abogada de mala praxis médica. "En todos los años que llevo en este negocio, nunca he tenido un cliente potencial que entre y diga: "Me gusta mucho este doctor, y me siento muy mal por hacerlo, pero quiero hacerle un juicio." "Hemos tenido gente que viene diciendo que quiere demandar a algún especialista y nosotros le aclaramos: "Creemos que el médico no fue negligente. Creemos que es su médica de cabecera quien tuvo la culpa." Y el cliente responde: "No me importa lo que hizo mi médica de cabecera. Yo la quiero y yo no la voy a demandar a ella."
Burkin una vez tuvo una clienta que tenía un tumor de mama que no fue descubierto hasta que había hecho metástasis y ella quería demandar a su médico clínico por el retraso en el dignóstico.  En realidad, el médico radiólogo era quien era potencialmente culpable. Pero la  paciente se mostró inflexible. Ella quería demandar al médico clínico.  "En nuestra primera reunión," explicó Burkin, "ella me dijo que odiaba a este médico porque nunca se tomó el tiempo para hablar con ella y nunca le preguntó sobre otros síntomas. "Nunca me miró como una persona completa" dijo la paciente."
Cuando un paciente tiene un resultado médico malo, el médico tiene que tomarse el tiempo para explicar lo que sucede y para responder las preguntas del paciente - tratarlo como un ser humano.  Los médicos que no lo hacen son los que son demandados.  No es necesario saber mucho acerca de cómo un cirujano realiza sus operaciones con el fin de conocer su posibilidad de ser demandado.  Lo que hay que entender es la relación entre el médico y sus pacientes.
Recientemente, la investigadora médica Wendy Levinson grabó centenares de conversaciones entre un grupo de médicos y sus pacientes. Aproximadamente la mitad de los médicos nunca habían sido demandados. La otra mitad habían sido demandados por lo menos dos veces y Levinson descubrió que sólo basándose en esas conversaciones grabadas, ella podía encontrar diferencias claras entre los dos grupos.
  • Los cirujanos que nunca habían sido demandados dedicaban a cada paciente en sus visitas más tiempo de atención que los médicos que habían sido demandados. (3 o más minutos de diferencia)
  • Ellos eran más propensos a hacer "comentarios orientativos" como ser "En primer lugar lo voy a examinar, a continuación vamos a hablar sobre el problema" o "Voy a dejar tiempo para sus preguntas" - comentarios que ayudan a los pacientes a tener una idea de que el verdadero propósito de la visita es alcanzado y a saber cuando deben hacer preguntas.
  • Eran más propensos a participar con una "escucha activa" diciendo cosas como "A ver, cuénteme más sobre eso."
  • Ellos eran mucho más propensos a reírse y tener sentido del humor.
  • Curiosamente no había diferencia en la cantidad de la información que daban a sus pacientes, tampoco proporcionaban más detalles sobre la medicación o la condición del paciente.
  • La diferencia estaba completamente en la forma en que hablaban a sus pacientes.
  • Los cirujanos cuyo tono de voz era dominante o autoritario en su mayoría estaban en el grupo demandado.
  • Los cirujanos cuyo tono de voz era menos dominante, se los escuchaba más preocupados o involucrados, estaban en su mayoría en el grupo de los no demandados.
La mala praxis es un problema infinitamente complejo y multidimensional. Pero finalmente, todo se reduce a una cuestión de respeto y la forma más sencilla de mostrar respeto es a través del tono de voz, las palabras que se utilizan y la actitud.

La próxima vez que visite a un doctor, cuando usted se siente en su oficina y él o ella empiece a hablar, si usted tiene la sensanción de que no lo está escuchando, que no lo está tratando con respeto, escuche a sus sentimientos y preste atención a ellos. Lo más probable es que le estén diciendo algo muy importante.
("Blink" de M. Gladwell)

Los pacientes necesitan ser escuchados por sus médicos, necesitan sentir que son importantes para ellos como personas no como portadores de una enfermedad. En forma permanente percibo el dolor de los pacientes cuando sienten el trato impersonal que reciben, cuando tienen miedo de preguntar, cuando su médico no los mira a los ojos y cuando la consulta dura apenas unos minutos.
Las palabras, miradas, movimientos, gestos y toda expresión por parte del médico representan elementos determinantes que pueden derivar en respuestas saludables o insalubres para el estado del paciente. Ningún paciente debería retirarse de la consulta médica sin esperanza, factor decisivo para el mejor resultado de cualquier tratamiento al que deba someterse.
("El laboratorio del alma" de Stella Maris Maruso)

¿Esto sólo se aplica a médicos y pacientes? O todos los que estamos involucrados en interacciones humanas deberíamos tener esto en cuenta?
En estas interacciones cotidianas qué es lo que nos hace sentir bien? Qué es lo que nos hace sentir mal?
¿Cómo nos gusta ser tratados por los demás? ¿Cómo los tratamos a ellos?

Tal vez esto sea algo interesante para reflexionar!!!!