lunes, 19 de diciembre de 2011

Estar presentes en cada momento.


Vi una tarjeta de San Valentín que mostraba a una pareja besándose en el asiento delantero de un coche. El mensaje decía: "Si usted puede besar mientras conduce de forma segura, usted no está dando al beso la atención que merece."

   Cualquier cosa que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo con todo el corazón. Y la mente. Y el cuerpo.

   Nos metemos en problemas no porque hacemos cosas que están mal, sino porque nos enfocamos en nuestras actividades con intenciones divididas. Nuestro cuerpo está haciendo una cosa mientras que nuestro corazón está en otra parte. Vamos a puestos de trabajo donde preferiríamos no estar, dormimos con personas que no amamos, vamos a fiestas que, en secreto, consideramos aburridas, hablamos por celular o mandamos mensajes de textos tratando de conectarnos con un otro, mientras estamos compartiendo un almuerzo o una conversación con alguien a quien desatendemos.  Al mismo tiempo, amamos a personas a quienes no le expresamos nuestro amor, nos negamos a nosotros mismos alimentos que realmente nos gustan, tenemos impulsos creativos que no seguimos, conocemos verdades sobre las que no actuamos.

  Tengo una definición muy simple de la integridad: una persona es íntegra cuando lo que está haciendo en el exterior coincide con lo que es por dentro. Conozco gente que hace cosas con las que no estoy de acuerdo, o que yo no haría, pero yo los respeto por ser 100% lo que son. Ellos son íntegros.

   He leído un artículo fascinante en US Today sobre el “multi-tasking” o “multi-tarea”, el proceso de hacer varias cosas a la vez. El escritor afirmaba que inventamos dispositivos para ahorrarnos trabajo  y tener más tiempo para disfrutar de la vida. Pero en lugar de disfrutar la vida con el tiempo extra, encontramos más cosas que hacer. En última instancia, nuestra vida no es más rica debido a nuestros correos de voz, e-mails, teléfonos celulares, faxes, beepers, microondas, …..simplemente estamos “más ocupados”. Si hiciéramos más de las cosas que realmente queremos hacer con nuestro tiempo libre, estos inventos valdrían la pena. En cambio, encontramos más cosas que "tenemos" que hacer.

   A finales de la década de 1950 una encuesta preguntó a un grupo numeroso de personas si se consideraban felices. Casi el sesenta por ciento del grupo respondió que sí. Hace unos años un estudio similar se llevó a cabo, y el 57% del grupo respondió que sí. Por lo tanto aparentemente toda nuestra tecnología no ha mejorado la calidad de nuestra vida. Cantidad de actividades, con seguridad, la calidad… no lo sé.

   ¿Qué es, entonces, lo que hace a nuestra vida cualitativamente mejor? La presencia. Estar 100% con lo que estamos haciendo. Realizar nuestros trabajos, enfocarnos en nuestras relaciones,
todo con nuestra mente y nuestro corazón completamente presentes donde estemos.
   Estar presente en cada cosa que hacemos, escuchar a quien nos está hablando, mirarlos a los ojos, conectarnos con ellos, escucharnos a nosotros mismos, conectarnos con nosotros.
En realidad no necesitamos más tiempo para conectarnos, solo unos pocos momentos de plena presencia, de consciencia plena pueden ser completamente satisfactorios.

   Todo es como besar y conducir. Si estás conduciendo, realmente conduce. Si estás besando, realmente besa.

Mi deseo es que todos podamos tener presencia plena en cada minuto de estas fiestas y en cada día del nuevo año!

lunes, 26 de septiembre de 2011

Taller "Nuestro cerebro y nosotros"

Tenés idea de:
  •  cómo funciona nuestro CEREBRO?
  •  que tenés una "Ferrari" en tu cerebro y que tal vez la estás usando como un "Ford T"?
  • que el número de neuronas en nuestro cerebro es similar al número de estrellas en la Vía Láctea?
  • que los 90 fueron declarados "la década del cerebro"?
  • que el siglo XXI es considerado "la era mental"?
  • que "Cuanto más sepamos sobre nuestro cerebro más entenderemos porqué hacemos ciertas cosas"? (y entenderemos a otros!!)
Usa tu curiosidad y vení a:
  •  Taller "Nuestro cerebro y nosotros" 
  • Día: sábado 15 de octubre
  • Horario:  17.00-19.30 hs
  • Lugar: Liceo Cultural Británico. Av. Roca 1173. Hurlingham
  • No se requieren conocimientos previos
Sé parte de esta revolución en la vida de la humanidad!!!
Claudia Calle de Marisi
Neurosicoeducadora
VACANTES LIMITADAS.
Para más información:
O personalmente:
Liceo Cultural Británico. Av. Roca 1173. Hurlingham
Martes, jueves y sábados 10.00 a 13.00 hs.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Entrevista a Claudia Marisi en Argentinisches Tageblatt

El cerebro: el director de la orquesta
Conversación con la neurosicoeducadora Claudia Marisi
Traducción al castellano. Comentarios y ampliación de conceptos a cargo de Claudia Marisi (texto en color azul)

Uno nunca termina de aprender.  Estamos parados frente a un ser humano cuyo aporte amplía el horizonte.
Claudia Marisi, como ella recalca, no es neuróloga, no es psicóloga sino educadora que intenta educar para que cada uno pueda aprender sobre su neurología, su psicología y su biología.
De esta manera, el campo del conocimiento  se ve expandido y ha encontrado una nueva dimensión. Esta se basa en los conocimientos de la neurociencia, la cual en los últimos 20 a 30 años ha hecho grandes progresos.  Hasta ese entonces, según Claudia Marisi, no existía la posibilidad de estudiar un cerebro funcionando.  Solamente era posible examinar los cerebros post-mortem, es decir de personas muertas. Gracias a técnicas de exploración por imágenes tales como estudios de resonancia magnética, PET, SPEC, TC se pudieron hacer nuevos descubrimientos en la investigación del cerebro.  Gracias a esto en los años 80 y 90 hubo grandes avances en esta ciencia.
Nuestra educación (tradicional), sigue aclarando Claudia Marisi, se ha focalizado principalmente, en el mundo externo. El investigar el mundo interno del ser humano era interesante solamente para unas pocas personas.  Tomamos la información del mundo a través de nuestros sentidos pero falta una mejor interpretación de aquello que percibimos y todo esto es dirigido por el cerebro.
El cerebro cognitivo y sus capacidades es lo que diferencia al ser humano de otras especies. 
Los seres humanos poseemos lo que podemos llamar un “cerebro triuno” constituído por tres cerebros: el cerebro reptiliano, el cerebro mamífero o emocional y el cerebro cognitivo o humano.  Los tres fueron apareciendo en relación con la evolución de las especies.
En los reptiles podemos encontrar el primer cerebro.  Con la evolución de los mamíferos podemos hablar de la aparición del cerebro emocional y con éste la capacidad de memoria y aprendizaje, capacidades inexistentes en los reptiles, que no tienen emociones.
Cuál es la principal función del cerebro? En primer lugar, así dice Claudia Marisi, es
 un instinto de supervivencia.  A eso se le suma (con la aparición del cerebro emocional o de mamífero) la capacidad de memoria y aprendizaje.
Por ejemplo, una gacela está bebiendo agua con total tranquilidad de un lago cuando aparece un tigre. La gacela logra huir y la próxima vez que vea un tigre ella recordará esta experiencia negativa y estará más alerta.  Este recuerdo negativo estará archivado en un banco de memoria junto con el positivo pero será más fuerte pues asegurará la supervivencia.
A través de la observación se ha comprobado que cada vivencia emocional que tenemos es guardada en un banco de memoria y cada vez que recordamos o evocamos esa vivencia, el cerebro activa el grupo de neuronas asociadas que forman ese archivo de memoria.  A mayor intensidad de los estímulos sensoriales y emocionales, más fuerte y duradera es la memoria del evento.
Las vivencias emocionales, como lo muestran muchos ejemplos, se perciben de maneras diferentes según las experiencias previas y por lo tanto los archivos que tiene cada persona en su memoria.
Con nuestro nacimiento traemos una predisposición genética. Son decisivos en el desarrollo del ser humano los primeros siete años. En la estructuración de nuestro cerebro y por ende, de nuestra conducta, el factor genético comparte la responsabilidad con la formación que el medio familiar y social nos ha proporcionado
Para que el cerebro alcance su máximo desarrollo hay tres factores fundamentales: una buena alimentación, especialmente en los primeros años de la vida, relaciones interpersonales sanas y una buena información, El cerebro tiene la gran capacidad de poder observarse a si mismo, entenderse y auto-modificarse y es en este ámbito donde la neurosicoeducación hace una gran contribución al desarrollo de las capacidades de la persona.
Solo desde 1995 existe el programa de Neurosicoeducación (Asociación Educar).  En este contexto cuenta Claudia Marisi su propia historia.
Ella ha sido profesora de inglés para adultos y siempre se interesó por el comportamiento de los mismos y la biología del aprendizaje.  Hace 6 años tuvo cancer y, sin saberlo, durante su terapia de recuperación ella fue neurosicoeducada.  Siempre es de suma importancia, no sentirse víctima sino protagonista de su propia vida.  Ella admite que la medicina alopática la ha curado pero el desarrollo posterior en un sentido positivo de su parte emocional fue un factor decisivo para aportar a su sanación.
De especial importancia en esta educación es poder reconocer, desarrollar e utilizar las capacidades latentes o recursos internos.
Ella no practica terapia como los psicólogos sino que intenta ver al ser humano en su totalidad y educarlo.
Por ejemplo, una mujer que ha pasado unas vacaciones hermosas y ha podido “recargar sus baterías”, vuelve a su rutina y rápidamente se queja que su estrés laboral la está agotando nuevamente.  Marisi le recomienda: “Tené cerca tuyo las fotos de los momentos felices que pasaste y cuando te sientas muy estresada, miralas y el evocar esos momentos producirá emociones similares a los vividos y recargará tu energía nuevamente.” Al evocar o recordar la situación, nuestro organismo evoca, no es solamente una construcción en el lenguaje de algo que nos sucedió, sino que hay un proceso biológico que nos  sucede cuando evocamos algo que nos pasó. Por esta razón,  poder conectarnos con recuerdos positivos, hará que nuestro cerebro libere una cantidad de neurotransmisores o sustancias que son los responsables de nuestros estados de bienestar y placer.
No hay fórmulas mágicas, cada ser humano es distinto y debe  encontrar su propio camino.
En los talleres Claudia Marisi transmite sus conocimientos pues cuando uno termina una carrera como la que ella ha realizado dispone de más herramientas.
Ella da talleres en escuelas, empresas, para público en general que desee aprender.
Hay que desarrollar el potencial interior y estar interesado en aprender a pensar de una manera nueva.
Claudia está casada hace 32 años y tiene dos hijos de 24 y 28 años.  Es una mujer que está interesada en la constante evolución del ser humano, no solamente para ella misma sino también y en especial para otros.

miércoles, 29 de junio de 2011

What makes a patient sue his or her doctor?

Believe it or not, the risk of being sued for malpractice has very little to do with how many mistakes a doctor makes.  Analyses of malpractice lawsuits show that there are highly skilled doctors who get sued a lot and doctors who make lots of mistakes and never get sued. 
At the same time, the overwhelming number of people who suffer an injury due to the negligence of a doctor never file a malpractice suit at all. In other words, patients don’t file lawsuits because they’ve been harmed by shoddy medical care.  Something else happens to them.
What is that something else? It’s how they were treated, on a personal level, by their doctor. What comes up again and again in malpractice cases is that patients say they were rushed or ignored or treated poorly.  “People just don’t sue doctors they like,” is how Alice Burkin, a leading medical malpractice lawyer, puts it.  “In all the years I’ve been in this business, I’ve never had a potential client walk in and say, “ I really like this doctor, and I feel terrible about doing it, but I want to sue him.” We’ve had people come in saying they want to sue some specialist, and we’ll say, “We don’t think that doctor was negligent. We think it’s your primary care doctor who was at fault.” And the client will say, “I don’t care what she did. I love her, and I’m not suing her.”
Burkin once had a client who had a breast tumor that wasn’t spotted until it had metastasized, and she wanted to sue her internist for the delayed diagnosis. In fact, it was her radiologist who was potentially at fault.  But the client was adamant.  She wanted to sue the internist.  “In our firt meeting, she told me she hated this doctor because she never took the time to talk to her and never asked her other symptoms,” Burkin said. “She never looked at me as a whole person,” the patient said.
When a patient has a bad medical result, the doctor has to take the time to explain what happened, and to answer the patient’s questions – to treat him like a human being.  The doctors who don’t are the ones who get sued. It isn’t necessary then, to know much about how a surgeon operates in order to know his likelihood of being sued.  What you need to understand is the relationship between the doctor and his patients.
Recently the medical researcher Wendy Levinson recorded hundreds of conversations between a group of physicians and their patients.  Roughly half of the doctors had never been sued. The other half had been sued at least twice, and Levinson found that just on the basis of those conversations, she could find clear differences between the two groups. 
©      The surgeons who had never been sued spent more than three minutes longer with each patient than those who had been sued did.
©      They were more likely to make “orienting comments” such as “First I’ll examine you, and then we will talk about the problem” or “I will leave time for your questions” – which help patients get a sense of what the visit is supposed to accomplish and when they ought to ask questions.
©      They were more likely to engage in active listening, saying such things as “Go on, tell me more about that.”
©      They were far more likely to laugh and be funny.
©      Interestingly, there was no difference in the amount or quantity of information they gave their patiens, they didn’t provide more details about medication or the patient’s condition.
©      The difference was entirely on how they talked to their patients.
©      The surgeons who sounded dominant or authoritative tended to be in the sued group.
©      The surgeons who sounded less dominant, more concerned tended to be in the non-sued group.
Malpractice sounds like one of those infinitely complicated and multidimensional problems.  But in the end it comes down to a matter of respect and the simplest way to show respect is through the tone of voice, the words you use and your attitude.

Next time you meet a doctor, and you sit down in his office and he starts to talk, if you have the sense that he isn’t listening to you, that he’s talking down to you, and that he isn’t treating you with respect, listen to your feeling and pay attention to it. Most probably it’s telling you something very important.
(“Blink” by M. Gladwell)

Patients need to be listened to by their doctors, need to feel they are important for them as persons not as somebody suffering from an illness.  Every day I see the pain in patients when they are treated absolutely impersonally, when they’re afraid to ask questions, when their doctor doesn’t look them in the eye and the visit to the doctor only last 10 minutes.
The words, looks, movements, gestures, attitude of a doctor are determining factors that can end up in healthy or unhealthy answers to the patient’s state.  No patient should leave a doctor’s consulting room without hope, a decisive element to get the best result of any treatment the patient must undergo.
(“El Laboratorio del Alma” by Stella Maris Maruso)


Does this only apply to doctors and patients? Or all of us who are involved in human interaction should bear this in mind?
In this daily interaction what makes US feel well? What makes US feel bad?
How do we like to be treated by others? How do we treat others?
Maybe this is good food for thought!

domingo, 26 de junio de 2011

¿Qué impulsa a un paciente a demandar a su médico por mala praxis? (versión en español)

Crease o no, el riesgo de ser demandado por mala praxis tiene muy poco que ver con cuántos errores cometa un médico. Los análisis de las demandas por negligencia demuestran que hay doctores altamente capacitados que son demandados muchas veces y otros médicos que hacen muchos errores y no son demandados.
Al mismo tiempo, existe un número abrumador de personas que sufren una lesión debido a la negligencia de un médico y que nunca presentan una demanda por negligencia médica contra el mismo.  En otras palabras, los pacientes no presentan demandas debido a que han sido perjudicados por la atención médica de mala calidad. Hay algo más que les pasa.
¿Qué es ese algo más? Es la forma en que fueron tratados, a nivel personal, por su médico. Lo que surge una y otra vez en casos de juicios por mala praxis es que los pacientes dicen que fueron tratados con apuro o ignorados o tratados mal.   "La gente simplemente no demanda a los médicos que le gustan," dice Alice Burkin, una destacada abogada de mala praxis médica. "En todos los años que llevo en este negocio, nunca he tenido un cliente potencial que entre y diga: "Me gusta mucho este doctor, y me siento muy mal por hacerlo, pero quiero hacerle un juicio." "Hemos tenido gente que viene diciendo que quiere demandar a algún especialista y nosotros le aclaramos: "Creemos que el médico no fue negligente. Creemos que es su médica de cabecera quien tuvo la culpa." Y el cliente responde: "No me importa lo que hizo mi médica de cabecera. Yo la quiero y yo no la voy a demandar a ella."
Burkin una vez tuvo una clienta que tenía un tumor de mama que no fue descubierto hasta que había hecho metástasis y ella quería demandar a su médico clínico por el retraso en el dignóstico.  En realidad, el médico radiólogo era quien era potencialmente culpable. Pero la  paciente se mostró inflexible. Ella quería demandar al médico clínico.  "En nuestra primera reunión," explicó Burkin, "ella me dijo que odiaba a este médico porque nunca se tomó el tiempo para hablar con ella y nunca le preguntó sobre otros síntomas. "Nunca me miró como una persona completa" dijo la paciente."
Cuando un paciente tiene un resultado médico malo, el médico tiene que tomarse el tiempo para explicar lo que sucede y para responder las preguntas del paciente - tratarlo como un ser humano.  Los médicos que no lo hacen son los que son demandados.  No es necesario saber mucho acerca de cómo un cirujano realiza sus operaciones con el fin de conocer su posibilidad de ser demandado.  Lo que hay que entender es la relación entre el médico y sus pacientes.
Recientemente, la investigadora médica Wendy Levinson grabó centenares de conversaciones entre un grupo de médicos y sus pacientes. Aproximadamente la mitad de los médicos nunca habían sido demandados. La otra mitad habían sido demandados por lo menos dos veces y Levinson descubrió que sólo basándose en esas conversaciones grabadas, ella podía encontrar diferencias claras entre los dos grupos.
  • Los cirujanos que nunca habían sido demandados dedicaban a cada paciente en sus visitas más tiempo de atención que los médicos que habían sido demandados. (3 o más minutos de diferencia)
  • Ellos eran más propensos a hacer "comentarios orientativos" como ser "En primer lugar lo voy a examinar, a continuación vamos a hablar sobre el problema" o "Voy a dejar tiempo para sus preguntas" - comentarios que ayudan a los pacientes a tener una idea de que el verdadero propósito de la visita es alcanzado y a saber cuando deben hacer preguntas.
  • Eran más propensos a participar con una "escucha activa" diciendo cosas como "A ver, cuénteme más sobre eso."
  • Ellos eran mucho más propensos a reírse y tener sentido del humor.
  • Curiosamente no había diferencia en la cantidad de la información que daban a sus pacientes, tampoco proporcionaban más detalles sobre la medicación o la condición del paciente.
  • La diferencia estaba completamente en la forma en que hablaban a sus pacientes.
  • Los cirujanos cuyo tono de voz era dominante o autoritario en su mayoría estaban en el grupo demandado.
  • Los cirujanos cuyo tono de voz era menos dominante, se los escuchaba más preocupados o involucrados, estaban en su mayoría en el grupo de los no demandados.
La mala praxis es un problema infinitamente complejo y multidimensional. Pero finalmente, todo se reduce a una cuestión de respeto y la forma más sencilla de mostrar respeto es a través del tono de voz, las palabras que se utilizan y la actitud.

La próxima vez que visite a un doctor, cuando usted se siente en su oficina y él o ella empiece a hablar, si usted tiene la sensanción de que no lo está escuchando, que no lo está tratando con respeto, escuche a sus sentimientos y preste atención a ellos. Lo más probable es que le estén diciendo algo muy importante.
("Blink" de M. Gladwell)

Los pacientes necesitan ser escuchados por sus médicos, necesitan sentir que son importantes para ellos como personas no como portadores de una enfermedad. En forma permanente percibo el dolor de los pacientes cuando sienten el trato impersonal que reciben, cuando tienen miedo de preguntar, cuando su médico no los mira a los ojos y cuando la consulta dura apenas unos minutos.
Las palabras, miradas, movimientos, gestos y toda expresión por parte del médico representan elementos determinantes que pueden derivar en respuestas saludables o insalubres para el estado del paciente. Ningún paciente debería retirarse de la consulta médica sin esperanza, factor decisivo para el mejor resultado de cualquier tratamiento al que deba someterse.
("El laboratorio del alma" de Stella Maris Maruso)

¿Esto sólo se aplica a médicos y pacientes? O todos los que estamos involucrados en interacciones humanas deberíamos tener esto en cuenta?
En estas interacciones cotidianas qué es lo que nos hace sentir bien? Qué es lo que nos hace sentir mal?
¿Cómo nos gusta ser tratados por los demás? ¿Cómo los tratamos a ellos?

Tal vez esto sea algo interesante para reflexionar!!!!






lunes, 28 de marzo de 2011

Descubrimiento en la Capilla Sixtina


Ciencia y religión, unidas en una imagen creada por el gran Miguel Ángel en su obra maestra, los frescos de la Capilla Sixtina.
En 1990, el doctor Frank Lynn Meshberger publicó un articulo en el Diario de la Asociación Médica Norteamericana explicando que las figuras y sombras situadas detrás de la de Dios, son una imagen anatómicamente precisa del cerebro humano, incluyendo el lóbulo frontal, el quiasma óptico, el tronco del encéfalo, la hipófisis (o glándula pituitaria) y el cerebelo.

Es decir, Dios esta superpuesto sobre el sistema límbico, el centro emocional del cerebro. Su brazo derecho se extiende desde la corteza prefrontal, la región más creativa y más exclusivamente humana del cerebro.

Bajo el brazo extendido del creador, aparece curiosamente un ángel entristecido, en un área del cerebro que aparece activada en una tomografía TEP, cuando alguien experimenta un pensamiento triste.

Esta escena es la famosísima creación de Adán. Adán ya esta vivo y Dios le infunde la chispa de vida sin tocarse, conectados como una sinapsis neuronal. Un Dios todopoderoso que esta en el interior de nuestro cerebro.

Y esto que es... una enorme casualidad? Jamas lo sabremos, pero el misterio... queda ahi... Quiza el gran Miguel Angel era ajeno al significado cientifico de lo que plasmaba sobre la Capilla Sixtina... o nos quiso dejar un mensaje en clave que ahora ha sido descifrado...

Sorprendente, verdad? Espero que te haya gustado la informacion.

lunes, 21 de marzo de 2011

El miedo a los exámenes orales


La frecuencia cardíaca aumenta, se siente como si el corazón fuera a salirse del cuerpo, las manos sudan y tiemblan, hay una cierta necesidad de moverse, tocarse el cabello, todos estos signos demuestran el estrés que nos producen a todos los exámenes.
Muchos hemos pasado por esto varias veces pero la experiencia no logra mejorar nuestro manejo ante estas situaciones.

Cuando se les consulta a los alumnos sobre como se sienten ante un examen oral, ellos dicen que sufren cambios en su humor, alteraciones en el apetito, molestias digestivas, dolores musculares, dificultades para descansar, taquicardia, gripe, etc.´
El estrés que provocan los exámenes es tan importante que la Universidad Nacional del Litoral (UNL) llevó a cabo un trabajo de investigación que arrojó importantísimos resultados y de este modo, el miedo provocado por los exámenes pudo ser comprobado científicamente por los investigadores.
La profesora Eva Moreyra, de la cátedra de Fisiología de la Facultad de CIencias Veterinarias de la UNL lideró la investigación.  Para realizar la misma se eligieron voluntarios que como característica común, debían no sufrir adicciones ni dificultades familiares y solo rindieran una materia por turno. 
A estos voluntarios se les realizó análisis de sangre y evaluación clínica, 15 días antes del examen -que debía ser final y oral- el mismo día del examen y 15 días después.  Al examinar los resultados, los profesionales llegaron a la conclusión de que todas las variables clínicas estudiadas cambiaban: frecuencia cardíaca, ritmo respiratorio, presión arterial y valores hematológicos.
Osvaldo Panza Dolíani, investigador en neurociencia, docente de la Universidad del Salvador y co-autor del estudio, agregó que el efecto se vuelve acumulativo y recrudece cuando el alumno rinde más de una materia por fecha de examen o si se suman otras complicaciones cotidianas o personales a esa situación.
 El cambio más significativo que se produce, es el aumento de la llamada hormona del estrés. El cortisol que si bien es una hormona vital para el organismo, en exceso puede llegar a destruir neuronas. Y la variación es mayor  en las mujeres, pues se deben sumar los cambios hormonales propios de sus ciclos ovulatorios, en los que entre otros puntos se desmodula el estado anímico y baja la glucosa.
Y aún aquellos que dijeron no ponerse nerviosos ante un examen final,  también evidenciaron variaciones, por los cual los investigadores dicen que no se trata de un proceso psicológico, sino de un “proceso cerebral”.
El estudio debe ser un llamado de atención sobre el tipo de relación que establece la Universidad con los alumnos,  pues el examen oral universitario es distinto al temido "pase al frente" de la adolescencia.
Lo que debemos comprender, es que el examen oral, exige al cerebro más habilidades que el escrito, pues pone en juego  capacidades linguisticas, que podría considerarse como una ventaja pues mientras uno se expresa a la par puede  aprovechar para ir ampliando o corrigiendo lo que se dice, pero la verdad, es que inevitablemente se activara la amígdala cerebral, ya que es como someterse a un juicio, en donde uno será aprobado o no.
Para nosotros animales con impulso gregario, que llegamos hasta aquí por vivir en comunidad, la aprobación de los otros es vivida con estrés, ya que el pertenecer a un grupo  era fundamental para garantizar nuestra supervivencia.
Las consecuencias del estrés y el miedo que producen los exámenes, lleva a respuestas primitivas que tienen como una de sus consecuencias negativas, que  muchos se retiren del combate siendo intelectualmente capaces.
Según Pablo Daniel Vain, Mágister en Educación, y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, los exámenes son tan estresantes, que el fracaso no se debe a que los estudiantes no sepan, sino a la gran tensión que genera enfrentar a un profesor, pues el examen resalta las relaciones tipo: “Yo tengo el poder, vos no, y yo puedo regular con este instrumento toda nuestra relación"
Además de modificar las formas tradicionales de evaluación, según Eva Moreyra, los estudiantes deberían contar con información que le indique como organizar sus horas de estudio, sus horas de dormir, la nutrición que requieren, y conocer que es necesario descartar las ansiedades, los tóxicos, los deportes agresivos, las discusiones y los programas de televisión que contengan imágenes de violencia
Podemos agregar que si estamos en estrés nuestro cerebro no podrá contar con las funciones cognitivas y ejecutivas básicas para la incorporación de nuevos datos de nivel elevado como lo es el estudio de una materia, por ello es aconsejable ser organizado a la hora de ponerse a estudiar, hacerlo en un contexto ordenado, que permita a la UCCM (unidad cuerpo cerebro mente), lograr el estado necesario para incorporar los conceptos nuevos.
También se debe tener en cuenta, que la información debe ser dada en forma gradual,  y que para este tipo de aprendizaje es necesario reiterar varias y desde diferentes ópticas la información,  para que se automatice y finalmente puedan integrarse, ya que el conocimiento fraccionado es una dificultad común en cualquier formación.
Mientras estudiamos, en lo posible no debería haber otro estímulo que distraiga al cerebro, y para que lo que estudiemos se organice en nuestra memoria debe pasar un tiempo aproximado de tres horas.
Pero si luego de haber estudiado, por ejemplo nos dedicamos a escuchar música fuerte, vamos a lugares con mucha gente y sonidos elevados, jugamos videojuegos, vivimos situaciones de nerviosismo, comemos mal, etc., lamentablemente lo que hemos estudiado, será en el mejor de los casos guardado débilmente en nuestra memoria, pues la UCCM, está preparada para dar prioridad a los estímulos que produzcan mayor actividad de nuestros neurotransmisores encargados de fijar lo aprendido en la memoria.
Y esto ocurre porque, inevitablemente, frente a dos estímulos el organismo prioriza aquel que libera neurotransmisores con mayor intensidad.
Podemos concluir por ello, que a través de los resultados del trabajo realizado por la UNL, y aquellos que muestran los resultados adversos que produce el estrés en nuestro organismo, que es necesario al igual que en todos los ámbitos de nuestra vida, humanizar nuestras acciones, y trabajar en pos de una “educación para todos” (neurosicoeducación), que nos permita entender nuestra biología, a la par que nos formamos para desarrollarnos como verdaderos seres humanos capaces de comprendernos y respetarnos a nosotros mismos y a los otros.
Los resultados de la investigación, se encuentran en el trabajo "Cambios orgánicos asociados con el temor durante las evaluaciones en la universidad", realizados por Moreyra y Panza Doliani en forma conjunta y que recibió el premio Profesor Braulio A. Moyano al mejor trabajo de Neurociencia Cognitiva, otorgado por la Asociación Argentina de Investigación en Neurociencia. (Asociación Educar)

martes, 15 de marzo de 2011

Nuevo trastorno por el uso de Internet: Hiperactividad Improductiva

La utilización extendida de la web llevo a que muchos sufran un deficit de atención importante a la hora de realizar otras actividades.

La hiperactividad improductiva es un trastorno de la conducta que se caracteriza por una intensa actividad motora sin un objetivo aparente.Este problema suele vincularse muchas veces a otro: el déficit de atención. Entonces, quien padece ambos encuentra que le es muy difícil concentrarse para realizar tareas que incluyen funciones cognitivas, incluso las tan "sencillas" como escribir y leer manteniendo un argumento coherente.

Este trastorno es asociado, en los últimos tiempos, a la extensión del uso de internet . La ruptura de la linealidad de la lectura, la síntesis de contenidos y la simplicidad de las palabras chocan contra una actividad de reflexión profunda que incluye argumentaciones, palabras largas y construcciones complejas. Dado que el cibernauta se encuentra siempre atosigado por distracciones (publicidades, colores, música, novedades informativas al instante, etcétera) le es imposible concentrarse frente a la pantalla, y arrastra este inconveniente a cualquier otra actividad de lectoescritura que desee encarar por fuera de la web.

Hace algún tiempo, el escritor argentino Alberto Manguel opinó sobre lo que ofrece la lectura en internet -a la que calificó de "superficial"- y sobre cómo afecta la concentración al acercarse a un libro tradicional.

"No es una lectura de ingestión, entendemos lo que hay en el texto pero no permanece de la misma forma" que lo que se lee en un libro, sostuvo el ensayista en una entrevista al diario romano Il Messaggero.

Nicholas Carr, experto en Literatura y Lenguaje de la Universidad de Harvard, fue uno de los primeros en notar este déficit de atención consecuencia de largas horas navegando en la red. "Perdía el hilo de lo que estaba haciendo y quería iniciar otra actividad como ver mi correo, un blog o escribir un 'e-mail'", plasmó en su libro The Shallows: what Internet is doing to our brain (Los superficiales: lo que Internet le está haciendo a nuestro cerebro), lanzado en los Estados Unidos en junio pasado.

Según su hipótesis, la web volvió "livianas y dispersas" a las personas de pensamiento . Estimaba que su cerebro se había "adaptado" al estilo de procesamiento de la red, por lo que siempre "pedía" por información acotada, nueva, en partículas y sintetizada, situación que impedía que la mente retuviera información y se consolidara la memoria a largo plazo. Concluyó que los internautas son más rápidos y automáticos mentalmente, pero menos rigurosos y profundos en sus pensamientos.
El sustento científico de este trabajo está en las investigaciones de Gary Small, especialista de la Universidad de California. Small estudió el comportamiento de personas asiduas a internet y el de otras menos afectas, y descubrió que en sólo cinco días de práctica en la web estas últimas lograban crear nuevos caminos neuronales en la mente, aunque las nuevas habilidades del cerebro nacían de quitar capacidad a otras áreas cognitivas.
En tanto, para Michael Merzenich, pionero en el área de neuroplasticidad, los internautas mantienen sus hábitos de navegación fuera de la red.

"Estamos adoptando los mismos hábitos de pensamiento: distraídos, apurados y superficiales", finalizó Carr, según se publicó en el blog Desequilibrios. Lectura y Cultura.

La música y las emociones

Los gustos de cada persona difieren en cuanto a música y músicos.  La música, sin embargo, no nos proporciona solo un placer normal, como puede hacerlo comer nuestro plato preferido.
La música nos brinda emociones increíbles, que no podemos describir del todo.  Un estudio del Centro de Ciencias del Cerebro y Sistemas Complejos -Universidad Florida Atlantic en Estados Unidos- que publicó PloS One (sitio dedicado a la divulgación científica), explica por qué las notas inducen pensamientos y emociones tan sublimes.
Los investigadores registraron las notas de  una pieza clásica de Chopin -el estudio Op. 10, Nº3- y las sintetizaron en una computadora sin utilizar el característico "sentimiento" humano.  También incluyeron una versión convencional tocada por un pianista.  Ambas, la emitida por la computadora y la ejecutada por un profesional, presentan los mismos elementos musicales, tales como la melodía, el ritmo, la armonía, el tempo y el volumen.  También fueron "interpretadas" por el mismo piano.  Sin embargo, solo la versión "humana" logró desatar una actividad cerebral particular y evocar respuestas emotivas.
Para comprenderlo se trabajó con voluntarios que tenían una gran afinidad con la música.  Además de observarse su comportamiento, se los sometió a una resonancia magnética especial que registró el flujo de sangre relacionado con la actividad neurológica del cerebro mientras escuchaban la música en cuestión.
El estudio constó de tres partes. En la primera, los participantes dieron cuenta de su tipo de respuesta emotiva en tiempo real. En la segunda se efectuó la resonancia magnética con cada uno de los dos tipos de música.  Por último, se evaluaron las emociones suscitadas en ambos casos.
La resonancia magnética reportaba el crecimiento del flujo sanguíneo asociado con la mayor actividad neuronal.  Los voluntarios escuchaban las dos performances y se registraban sus respuestas emotivas en tiempo real gracias a un software diseñado específicamente.
Se instrumentaron los tres pasos para garantizar la coherencia de las emociones de los participantes en el estudio de comportamiento con los resultados de la resonancia magnética funcional.


Los resultados de la investigación son muy elocuentes.  El toque "humano" -el plus que proporciona el placer de escuchar música ejecutada por un concertista- crea una interpretación expresiva diferente que puede evocar emociones más fuertes como consecuencia de una mayor actividad neurológica.
Por otra parte, las personas que escuchan música con fecuencia tienen una mejor actividad emocional y cerebral. "Nuestros oyentes no eran músicos profesionales, pero tenían experiencia en el campo de la música, tales como cantar en un coro o tocar en una banda", explica el Dr. Large, uno de los autores del estudio.
"Con estos datos no podemos determinar si la mayor actividad neurológica se debe a su experiencia o si esos individuos buscan experiencias musicales porque ella les produce más placer", agrega.
Lo que parece evidente, sin embargo, es que por más que las máquinas pueden ser sofisticadas o avanzadas en términos  tecnológicos, es siempre el hombre el que hace la diferencia.

lunes, 14 de marzo de 2011

Los temas que te hacen sentir bien

La compañía de investigación neurológica Mindlab International dio a conocer los resultados de un nuevo estudio, realizado a pedido de la empresa de jugos Tropicana, que ofrece una lista de canciones que, al escucharlas, aumentan el flujo de endorfinas. "Greatest Day", de Take That; "Stairway to Heaven", de Led Zeppelin ; "Dancing Queen", de ABBA; "Jump", de Van Halen; "Smells Like Teen Spirit", de Nirvana, y "Three Little Birds", de Bob Marley, figuran en los primeros puestos.

¿Cuales son los temas que a VOS te hacen sentir bien?

Saber cuales son y escucharlos cuando lo necesitamos, o cuando queremos, es una forma muy sencilla de ayudarnos a sentirnos bien.